Introducción
Comencé a informarme sobre los problemas de lo virtual, supongo que
como muchos, pensando en lo digital, en las nuevas tecnologías. De
hecho, ésta es la parte de lo virtual que más he querido tratar,
pese a dejar claro en todo momento que no es la única ni, por
supuesto, la más relevante. En este ensayo pretendo subrayar dos
cuestiones: que la virtualidad no se limita a lo digital, y que no
podemos hacer que nuestra vida actual se reduzca a lo virtual.
Tengo claro que algunas definiciones (y quizá algunos ejemplos) que
expongo pueden generar críticas. Igualmente hay cuestiones que he
dejado abiertas, o que he nombrado pero en las que no he querido
entrar; creo que necesitan un análisis separado, problemas como el
de la corporeidad de los datos (aunque he concluido mayormente mi
visión al respecto), el lugar que ocupa la narración oral (y la
relación que ocupa con el receptor), o en qué consiste aquello que
llamamos “mente”. En cualquier caso, he pretendido hacer una
explicación conceptualmente precisa, y al mismo tiempo comprensible
para el lector más lejano a algunos conceptos propios de la
filosofía.